Cuatro funciones básicas del liderazgo armonizador para gestionar personas eficazmente
Siguiendo con nuestra costumbre de trasladar prácticas y enfoques propios del ámbito musical a la gestión de personas en entornos empresariales, analizamos aquí las funciones que desempeña un líder armonizador.
Cuando la tarea de interpretar se realiza desde la posición de director se tiene que convencer y seducir al conjunto de músicos que han depositado su confianza en esta figura, hasta el punto de que la comunión con el mensaje a transmitir sea total. Ser todos uno por una misma causa que no es otra que ponerse al servicio de esa persona y de su idea.
La obra es un argumento para ayudar a crecer, individualmente y colectivamente,
en un sentido emocional e intelectual
en un sentido emocional e intelectual
Desde el punto de vista intelectual y físico, son muchos los aspectos a desarrollar respecto a una obra, a nivel de conocimiento: el periodo histórico, la tradición cultural, los recursos expresivos de la época, los recursos físico y técnicos para emitir la voz -el sonido- con claridad comunicativa, la lengua vehicular… En todo caso, las disciplinas que hay que aplicar para trabajar por un objetivo común se basan en el respeto, la comunicación, la generosidad, la ilusión, la humildad y la paciencia.
Lo más difícil en este punto es decidir el objetivo común. En principio es la obra a interpretar, pero una reflexión más profunda nos lleva a considerar que la obra es un argumento que sirve para ayudar a crecer individualmente y colectivamente; crecer en un sentido emocional e intelectual.
Tanto si se asume el liderazgo para la recreación de un discurso musical como para ejercer la responsabilidad de facilitar la comunicación y el entendimiento es necesario desarrollar la habilidad para:
Construir relaciones: el director tiene que ser un constructor de relaciones con personas, promotor de interacciones entre ellas, gestor de conflictos e inspirador de valores éticos. No tiene que promover el conflicto, pero tampoco tiene que evitarlo: tiene que gestionarlo.
Crear y compartir conocimiento: los conocimientos y las experiencias compartidas entre los componentes del equipo tienen la función de actuar como una fuente de inspiración para el crecimiento individual y colectivo, tanto desde el punto de vista personal como profesional.
Dar coherencia: el director ha de tener claro cuál es la misión y la visión del grupo, mantener una actitud coherente con los planteamientos de la organización. Ante la duda o la incertidumbre tiene la responsabilidad de tomar decisiones.
Transmitir entusiasmo, energía y confianza: El director tiene que contagiar la pasión por el objetivo compartido. Conviene que desarrolle, si hace falta, aspectos relativos a la personalidad y el carácter para fortalecer la autoestima, y capacidades comunicativas para hacer comprender su mensaje con claridad y confianza.
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