Comunicación y teletrabajo más allá de la ubicación
(George Bernard Shaw)
Soy músico y mediador por devoción a la expresión de los sentimientos y de las ideas, y a la comunicación entre las personas. Mi pareja teletrabaja como manager de un equipo formado por un chino establecido en California, una rumana que se ha trasladado a Holanda, un catalán que nació y vive en Barcelona, un indio que está en India, un norteamericano que se encuentra en Londres y una egipcia que no ha cambiado de país.
Convivir con sus experiencias, junto con el interés propio por los procesos de comunicación que canalizamos a través de Harmònicament, me han empujado a hacer esta reflexión que comparto aquí.
¿Para qué nos comunicamos?
La comunicación interpersonal es un proceso que llevamos a cabo constantemente sin prestar demasiada atención a su complejidad. Nos expresamos de la forma que consideramos natural, entendiendo por natural o propia la que se deriva de la manera de ser, de las creencias, de los conocimientos, del entorno social y cultural, de la tradición, etc. del colectivo del que formamos parte.
Nos comunicamos para describir, para manifestar una idea, para hacer partícipe a alguien de aquello que uno piensa, para expresar sentimientos, deseos, opiniones y derechos. También nos comunicamos para emitir señales sin saber, a veces, cuál es el mensaje concreto que se quiere hacer llegar.
El teletrabajo comporta notables dificultades y deficiencias entre personas con diferente franja horaria, con un desequilibrio entre los niveles culturales, varias tradiciones socioculturales y creencias antagónicas.
Para que la comunicación se produzca hace falta simplemente un emisor, uno o unos mensajes, y uno o unos receptores. Ahora bien, para que esta comunicación sea eficiente hace falta que el código -imágenes, claves, lenguaje y normas- sea compartido, y evitar los filtros y los ruidos.
La comunicación en el teletrabajo
La práctica del teletrabajo comporta muchas mejoras y algunos empeoramientos en aspectos económicos, técnicos y emocionales: el ahorro de costes y tiempos de desplazamiento, la conciliación de la vida laboral y familiar, la disarmonía entre la vida profesional y la personal, o el aislamiento emocional.
Desde el punto de vista de la comunicación, el teletrabajo aporta facilidad, agilidad y flexibilidad en la transmisión de los mensajes, pero compuerta unas notables dificultados y deficiencias, muy especialmente cuando el trato se mantiene entre personas con diferente franja horaria, con un desequilibrio entre los niveles culturales, varias tradiciones socioculturales y creencias antagónicas.
El volumen de la voz, el tono, el timbre, la fluidez, la claridad, el tempo, las pausas y los silencios son indicadores de una manera de ser y de un estado de ánimo.
Los ruidos -las alteraciones que se producen durante la transmisión- y los filtros o barreras mentales elevadas por la heterogeneidad de valores, experiencias, conocimientos, prejuicios y expectativas, son los peores obstáculos.
¿Qué pasa con el lenguaje no verbal
En el apartado de impedimentos para un provechoso proceso comunicativo hay que añadir la menor influencia de los componentes no verbales y para-verbales que son trascendentales por la cantidad de información que aportan cuando dialogamos. No sólo por el uso limitado que podemos hacer de estos recursos, sino también por la diferente interpretación que de estos podemos hacer personas de tradiciones socioculturales diferentes.
El volumen de la voz, el tono, el timbre, la fluidez, la claridad, el tempo, las pausas y los silencios son indicadores de una manera de ser y de un estado de ánimo. Así mismo, la expresión facial, la mirada, la postura, la orientación, los gestos, la distancia y la apariencia expresan también un estilo determinado de comunicación.
Estilos de comunicación interpersonal
Un estilo inhibido se exterioriza a través de una mirada huidiza, un volumen de voz bajo y en la formulación de pocas preguntas. La mirada directa y fija combinada con un discurso sin pausas y silencios, y poca atención personal denotan un estilo agresivo. El asertivo, por otro lado, se pone de manifiesto a través de un contacto visual frecuente, una entonación variada, y abundante atención personal. Estos son algunos pocos rasgos característicos más propios de lo que podríamos generalizar como cultura occidental. Sin caer en tópicos trillados, es obvio decir que ni los tonos de voz ni los gestos tienen un significado universal.
Las habilidades comunicativas que sí podríamos considerar universales y que favorecen en cualquier circunstancia la calidad de la comunicación son: la autenticidad, la asertividad, la receptividad -mente abierta-, la empatía, la claridad y la escucha activa.
Mejor preparados
Una buena conducta comunicativa ayuda a lograr los objetivos planteados, a mejorar las relaciones, a mantener la autoestima y, en consecuencia, a generar confianza, a cohesionar los equipos, a estimular la curiosidad y la creatividad, a expresar el reconocimiento mutuo. En definitiva, a estar más preparados colectivamente para afrontar las circunstancias actuales y los retos de futuro.
EDUARD COMALADA
Director Académico de Harmònicament
vols millorar la harmonia corporativa de la teva empresa?
Posa’t en contacte amb nosaltres i programarem una visita per veure de quina forma podem ajudar-te millor.